Una pasada. Una auténtica pasada. La naturaleza te rodea y te sientes minúsculo frente a su belleza. A pesar del asobinamiento mañanero (el ferry sale de Bergen a las 8am y hay monopolio, así que ajo y agua), el viaje es impresionante. Tras 5 horas rodeadas de montañas, cascadas, verdes montañas, rayos de sol y nubes cargadas de agua, llegamos a Flam, minúsculo pueblo enraizado en el Aurlandsfjorden, brazo del Sogne. Desde allí cogimos el Flamsbana, un tren panorámico que asciende 20 empinados kilómetros hasta Myrdal. Personalmente, recomiendo hacer el trayecto Bergen - Flam en ferry y luego el tren a Myrdal: la llegada entre los fiordos al pueblecito es impresionante.
Llegamos a Oslo desde Myrdal a las 11 de la noche. Nuestro super albergue a 8km nos esperaba con la última habitación libre de (aparentemente) toda la capital; una reserva de cuatro españoles (a los que dimos las gracias mil veces por no aparecer) se había caido. Por supuesto, el Karma seguía con nosotras!
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